martes, 10 de diciembre de 2019

Día 16

La cuestión es la siguiente: Todo se ha ido a la mierda. Hay gente en las calles matándose entre ellos. Disturbios. Robos. Secuestros. Hace un par de horas he visto como en el edificio de enfrente una mujer arrancaba con la boca parte del gemelo de un hombre mientras este intentaba saltar por la ventana, obviamente el pobre tío acabó con los sesos desparramados por la acera. He visto coches estrellarse, gente destrozando a otros. Los animales han huido todos, no se ve ni un pájaro. Todo está en el más absoluto y completo caos. Recuerdo que hace un tiempo siempre bromeaba con la idea de que me encantaría vivir en el apocalipsis. Ahora me arrepiento. No es divertido. No es guay. Es puro terror.

Por suerte llegué a llenar de víveres mi casa. Tengo una habitación llena de comida, todo conservas y productos al vacío. Más la despensa. Y la luz, el gas, e incluso el Internet aún funcionan. He logrado hablar con Paula en varias ocasiones, y allí está todo bien. Hay algunos refugiados, y están un poco abarrotados, pero por suerte ella tiene conocidos allí que la han alojado. Parece ser que todo se debe a algún tipo de enfermedad, pero no saben decir exactamente que. Pero la gente que llega a las islas pasan por un periodo de cuarentena bastante exhaustivo. Por suerte ella está bien, un peso que me quito de encima. Pero no sé nada de mi familia. Ni mi madre, ni mis hermanos, ni mis tíos y primos. Nadie contesta. Nadie habla.

En las redes, ya que la televisión sigue igual (repitiendo lo mismo hasta la saciedad), hablan de caníbales. De gente que se vuelve loca y se dedica a atacar a los demás, basados en sus instintos más primarios. Animales de pura maldad. Todo lo malo del ser humano, pero sin el autocontrol y la razón. Una pesadilla.

Hace días que no tengo noticias de algunos amigos cercanos, y no sé si los suministros aguantarán mucho más. De momento, tengo suficiente como para aguantar hasta dentro de unas semanas, pero los animales empiezan a impacientarse. Demasiado tiempo sin libertad.

Yo hago lo posible para entretenerles, y para no volverme loco. Pero necesito desesperadamente ver a alguien. Hace días que no veo ni a los vecinos, aunque se que están por ahí. Oigo mover muebles, y algunos televisores. Incluso a veces les oigo respirar, o gemir, no sé muy bien qué hacen.

A este paso, me voy a volver loco. Totalmente.

Que descanses diario. Yo lo intentaré igual.

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