Ya es definitivo. El gobierno no va a hacer nada. Ni el principado, ni el estatal. Ni siquiera el ayuntamiento. Estamos solos, abandonados. Hace días que ya no hay televisión, pero seguimos teniendo electricidad. No sé hasta cuando, porque estoy seguro que en las presas, centrales térmicas, etc.. no hay nadie. Lo que me da miedo es que una central térmica explote, no sé si eso es posible, pero tengo una excesivamente cerca. La comida aún no escasea, y el agua del grifo sigue funcionando. Los animales están bien, de momento. Estoy solo en el edificio, lo he comprobado. Todos se han marchado, los últimos la pareja joven del 2ºD, con sus dos perretes. He logrado abrir las puertas, y he taponado el portal con los muebles que me han parecido mejores para ello. Por suerte, la señora del bajo hizo una puerta directa a la calle desde su casa, y ella tampoco está. No me costó mucho abrir la puerta para poder usarla como salida de emergencia.
He recogido todo lo que tenían que podría ser útil. Algunos vecinos tenían perros, y quedaba pienso. Además de comida, agua embotellada, e incluso un buen Coñac. Me he hecho fuerte en el edificio, y estoy empezando a planear como llegar a los edificios colindantes para poder buscar rutas alternativas. En breve voy a tener que salir de aquí, o nos volveremos locos los tres. Bueno, el gato no, ha pasado de pasear por un piso a pasear por todo un edificio. Él está en la gloria.
Hace ya dos semanas que no sé nada de Paula. Sé que a las islas esto no ha llegado, e incluso que el gobierno se ha trasladado a Tenerife. La radio por suerte aún funciona, las oficiales y algunas caseras, y escucho todo lo que dicen. Lo malo es que las emisoras de música no funcionan, e Internet cayó hace ya días. El entretenimiento actual es bastante escaso.
He olido fuego varias veces. He visto contenedores arder, e incluso a lo lejos un edificio entero. Espero que no se propague demasiado. No he escuchado sirenas desde hace ya veinte días. He de suponer que soy el único, o de los muy pocos, supervivientes de la ciudad. Las calles están repletas de gente, pero son de esos que se desplazan como si estuviesen drogados. Zombies. Esto es de risa. Zombies en Asturias. Zombies reales.
La perra se está portando genial. Si alguna vez lees esto Paula, que sepas que la hemos educado genial. La pobre es muy nerviosa, y a veces lloriquea porque quiere correr. Se está acostumbrando a correr arriba y abajo por las escaleras, por lo que algo de ejercicio hace. Y a veces juego con ella a tirarle la pelota. Pero con todo, es una chica muy buena, y obedece. Creo que incluso sabe que pasa algo malo, y que debe hacerme caso.
Estoy escuchando ruidos raros en la calle, así que voy a asomarme a ver si logro ver que nuevas maldades se les ha ocurrido a esta gente denominados por mi los "drombies". Esto tiene que ser un virus derivado de una droga o algo, como lo de la droga caníbal.
Hasta otra diario.
Muerte y Honor: Historia Zero
El principio y comienzo de toda la saga
domingo, 19 de enero de 2020
martes, 17 de diciembre de 2019
Día 23
Todo se ha ido a la mierda. En las calles no hay nadie, más que algunos enfermos deambulando. Me dan miedo. Tienen algo en la cabeza que les vuelve, como decirlo, agresivos. Se mantienen en un estado de relajación, de tranquilidad, pero no demasiado tiempo. Cualquier estímulo, y comienzan a volverse unos auténticos cabrones homicidas. Son, por no conocer una palabra que mejor los pueda definir, zombies. Siempre me he considerado un experto en la temática zombie, películas, libros, comics. Desde el Amaneces de los muertos vivientes, hasta Crossed. Me encantaban. Antes.
Mis dos pequeños no paran de temblar. Y la pobre perra está deseando poder salir a dar un paseo. La mantengo entretenida en las escaleras del bloque, subiendo y bajando tras una pelota. Puse unos cuantos muebles del vecino en el portal, para así tapar la visión, e impedir que entre nadie.
Revisé todas las casas de los vecinos, y por suerte estoy solo en el edificio, así que tenemos mucho espacio. La luz aun funciona, por lo que todavía puedo usar la consola y el ordenador. Pero no sé si esto será para mucho tiempo. La última vez que hablé con Paula, me dijo que estaban preparando un plan de acción para poder volver a la normalidad, que según les decían, los que estamos en la península sólo debemos tener paciencia. Pero la paciencia tiene sus límites.
La comida y el agua todavía duran, y tengo para mucho.
Bueno, te dejo de momento. No sé a quién escribo, pero te dejo de momento. Eres lo único que me impide volverme loco.
Mis dos pequeños no paran de temblar. Y la pobre perra está deseando poder salir a dar un paseo. La mantengo entretenida en las escaleras del bloque, subiendo y bajando tras una pelota. Puse unos cuantos muebles del vecino en el portal, para así tapar la visión, e impedir que entre nadie.
Revisé todas las casas de los vecinos, y por suerte estoy solo en el edificio, así que tenemos mucho espacio. La luz aun funciona, por lo que todavía puedo usar la consola y el ordenador. Pero no sé si esto será para mucho tiempo. La última vez que hablé con Paula, me dijo que estaban preparando un plan de acción para poder volver a la normalidad, que según les decían, los que estamos en la península sólo debemos tener paciencia. Pero la paciencia tiene sus límites.
La comida y el agua todavía duran, y tengo para mucho.
Bueno, te dejo de momento. No sé a quién escribo, pero te dejo de momento. Eres lo único que me impide volverme loco.
martes, 10 de diciembre de 2019
Día 16
La cuestión es la siguiente: Todo se ha ido a la mierda. Hay gente en las calles matándose entre ellos. Disturbios. Robos. Secuestros. Hace un par de horas he visto como en el edificio de enfrente una mujer arrancaba con la boca parte del gemelo de un hombre mientras este intentaba saltar por la ventana, obviamente el pobre tío acabó con los sesos desparramados por la acera. He visto coches estrellarse, gente destrozando a otros. Los animales han huido todos, no se ve ni un pájaro. Todo está en el más absoluto y completo caos. Recuerdo que hace un tiempo siempre bromeaba con la idea de que me encantaría vivir en el apocalipsis. Ahora me arrepiento. No es divertido. No es guay. Es puro terror.
Por suerte llegué a llenar de víveres mi casa. Tengo una habitación llena de comida, todo conservas y productos al vacío. Más la despensa. Y la luz, el gas, e incluso el Internet aún funcionan. He logrado hablar con Paula en varias ocasiones, y allí está todo bien. Hay algunos refugiados, y están un poco abarrotados, pero por suerte ella tiene conocidos allí que la han alojado. Parece ser que todo se debe a algún tipo de enfermedad, pero no saben decir exactamente que. Pero la gente que llega a las islas pasan por un periodo de cuarentena bastante exhaustivo. Por suerte ella está bien, un peso que me quito de encima. Pero no sé nada de mi familia. Ni mi madre, ni mis hermanos, ni mis tíos y primos. Nadie contesta. Nadie habla.
En las redes, ya que la televisión sigue igual (repitiendo lo mismo hasta la saciedad), hablan de caníbales. De gente que se vuelve loca y se dedica a atacar a los demás, basados en sus instintos más primarios. Animales de pura maldad. Todo lo malo del ser humano, pero sin el autocontrol y la razón. Una pesadilla.
Hace días que no tengo noticias de algunos amigos cercanos, y no sé si los suministros aguantarán mucho más. De momento, tengo suficiente como para aguantar hasta dentro de unas semanas, pero los animales empiezan a impacientarse. Demasiado tiempo sin libertad.
Yo hago lo posible para entretenerles, y para no volverme loco. Pero necesito desesperadamente ver a alguien. Hace días que no veo ni a los vecinos, aunque se que están por ahí. Oigo mover muebles, y algunos televisores. Incluso a veces les oigo respirar, o gemir, no sé muy bien qué hacen.
A este paso, me voy a volver loco. Totalmente.
Que descanses diario. Yo lo intentaré igual.
Por suerte llegué a llenar de víveres mi casa. Tengo una habitación llena de comida, todo conservas y productos al vacío. Más la despensa. Y la luz, el gas, e incluso el Internet aún funcionan. He logrado hablar con Paula en varias ocasiones, y allí está todo bien. Hay algunos refugiados, y están un poco abarrotados, pero por suerte ella tiene conocidos allí que la han alojado. Parece ser que todo se debe a algún tipo de enfermedad, pero no saben decir exactamente que. Pero la gente que llega a las islas pasan por un periodo de cuarentena bastante exhaustivo. Por suerte ella está bien, un peso que me quito de encima. Pero no sé nada de mi familia. Ni mi madre, ni mis hermanos, ni mis tíos y primos. Nadie contesta. Nadie habla.
En las redes, ya que la televisión sigue igual (repitiendo lo mismo hasta la saciedad), hablan de caníbales. De gente que se vuelve loca y se dedica a atacar a los demás, basados en sus instintos más primarios. Animales de pura maldad. Todo lo malo del ser humano, pero sin el autocontrol y la razón. Una pesadilla.
Hace días que no tengo noticias de algunos amigos cercanos, y no sé si los suministros aguantarán mucho más. De momento, tengo suficiente como para aguantar hasta dentro de unas semanas, pero los animales empiezan a impacientarse. Demasiado tiempo sin libertad.
Yo hago lo posible para entretenerles, y para no volverme loco. Pero necesito desesperadamente ver a alguien. Hace días que no veo ni a los vecinos, aunque se que están por ahí. Oigo mover muebles, y algunos televisores. Incluso a veces les oigo respirar, o gemir, no sé muy bien qué hacen.
A este paso, me voy a volver loco. Totalmente.
Que descanses diario. Yo lo intentaré igual.
domingo, 1 de diciembre de 2019
Día 7
Esto se está poniendo cada vez peor. Todo se está encaminando a la más asquerosa mierda en estos momentos. Las fuerzas de la ley y del orden están disparando a gente en las calles. Las carpas médicas se están convirtiendo en auténticas salas de tortura, según se escucha por los gritos que vienen de dentro. Hay gente que ya no sale de sus casas por miedo, y en otras tantas se escuchan sollozos, gritos y golpes muy fuertes.
Parece que estamos viviendo un auténtico apocalipsis. Por suerte los suministros aún funcionan, y he podido hablar con Paula. Allí, fuera de la península, la cosa está calmada, dentro de unos límites. Por lo que ella sabe, Andorra y Francia han cerrado las fronteras en los pirineos, con todas las fuerzas armadas de las que disponen, y están construyendo una especie de muro como el que quería hacer Trump en la frontera con México. Todo transporte con la península está clausurado, y se han requisado las embarcaciones en todas las islas, tanto en las Canarias como en Baleares. Pero aquí siguen sin decir que pasa. En la televisión se están repitiendo en bucle los mismos programas, no importa de que cadena. Tanto las autonómicas como las estatales, repiten una y otra vez los mismos episodios de las Sitcom mas conocidas de cada canal. Y desde hace ya dos días que no hay telediario.
Los rumores que llegan por parte de gente que tiene familia y amigos fuera no son muy tranquilizadores. Se habla de cuarentena, de un virus, de pandemias, del fin de la humanidad según los más pesimistas.
Yo ya no saco a la perra a pasear, e incluso el gato está nervioso. A veces voy a comprar al Masymas de enfrente, pero hace un par de días hice una megacompra en el Alcampo, con lo que debería tener comida, tanto para mi como para los animales, para varias semanas. Y todo el pienso que pude pillar. Mi coche estaba cargado hasta los topes, y necesité varios viajes para poder subirlo todo.
Tengo un par de amigos con los que estoy en constante contacto, que seguramente vayan a venir aquí, a casa. El piso de al lado está inhabitado desde hace años, y la pared se puede tirar fácilmente. La unión hace la fuerza. Y mañana tengo pensado acercarme otra vez para arrasar con lo que pueda en el Carrefour, antes de que se queden sin mercancías. Incluso fui esta mañana al Masymas con dos petates de cuando estuve en el ejército y los traje llenos de conservas, leche, y comida para los animales. Puedo parecer un poco paranoico, pero prefiero no arriesgarme.
Por suerte, tengo una asociación de cultura nórdica, así que tengo en casa una espada, un escudo, un arco con varias flechas, varias hechas y dagas. Y me defiendo con ellas. Ahora solo necesito afilarlas bien. Creo que toda esta situación me está volviendo loco, pero las cosas están demasiado raras, y jodidas.
Lo que aún no comprendo es porqué sigo escribiendo en el diario. Bueno, si, porque me calma. Y mucho.
Buenas noches, diario. Si no fuese por ti, no sabría con quien desahogarme...
Parece que estamos viviendo un auténtico apocalipsis. Por suerte los suministros aún funcionan, y he podido hablar con Paula. Allí, fuera de la península, la cosa está calmada, dentro de unos límites. Por lo que ella sabe, Andorra y Francia han cerrado las fronteras en los pirineos, con todas las fuerzas armadas de las que disponen, y están construyendo una especie de muro como el que quería hacer Trump en la frontera con México. Todo transporte con la península está clausurado, y se han requisado las embarcaciones en todas las islas, tanto en las Canarias como en Baleares. Pero aquí siguen sin decir que pasa. En la televisión se están repitiendo en bucle los mismos programas, no importa de que cadena. Tanto las autonómicas como las estatales, repiten una y otra vez los mismos episodios de las Sitcom mas conocidas de cada canal. Y desde hace ya dos días que no hay telediario.
Los rumores que llegan por parte de gente que tiene familia y amigos fuera no son muy tranquilizadores. Se habla de cuarentena, de un virus, de pandemias, del fin de la humanidad según los más pesimistas.
Yo ya no saco a la perra a pasear, e incluso el gato está nervioso. A veces voy a comprar al Masymas de enfrente, pero hace un par de días hice una megacompra en el Alcampo, con lo que debería tener comida, tanto para mi como para los animales, para varias semanas. Y todo el pienso que pude pillar. Mi coche estaba cargado hasta los topes, y necesité varios viajes para poder subirlo todo.
Tengo un par de amigos con los que estoy en constante contacto, que seguramente vayan a venir aquí, a casa. El piso de al lado está inhabitado desde hace años, y la pared se puede tirar fácilmente. La unión hace la fuerza. Y mañana tengo pensado acercarme otra vez para arrasar con lo que pueda en el Carrefour, antes de que se queden sin mercancías. Incluso fui esta mañana al Masymas con dos petates de cuando estuve en el ejército y los traje llenos de conservas, leche, y comida para los animales. Puedo parecer un poco paranoico, pero prefiero no arriesgarme.
Por suerte, tengo una asociación de cultura nórdica, así que tengo en casa una espada, un escudo, un arco con varias flechas, varias hechas y dagas. Y me defiendo con ellas. Ahora solo necesito afilarlas bien. Creo que toda esta situación me está volviendo loco, pero las cosas están demasiado raras, y jodidas.
Lo que aún no comprendo es porqué sigo escribiendo en el diario. Bueno, si, porque me calma. Y mucho.
Buenas noches, diario. Si no fuese por ti, no sabría con quien desahogarme...
jueves, 28 de noviembre de 2019
Día 4
Han sido unos días muy extraños. Las cosas por fuera se parecen haber descontrolado muchísimo. Hay mucho movimiento, la policía y la guardia civil están descontrolados. Han sacado al ejército a la calle. Están montando carpas médicas en cada barrio, para dar apoyo a los ambulatorios. Los servicios de transporte han sido colapsados. Y el tráfico en las calles se ha cortado...
No sé exactamente el motivo. En las noticias poco dicen. Los periódicos digitales se dedican a soltar bulos. Han llegado a decir incluso que el gobierno ha decidido vender ciudades como cárceles internacionales... Burradas.
La única buena noticia es que nos han dado vacaciones anticipadas. Mi jefe dijo que era por seguridad, y porque era casi imposible llegar al trabajo en esta situación. Además, están poniendo en cuarentena a gente de la calle, aunque de momento no nos han dicho el motivo para hacerlo.
Paula por suerte está en Lanzarote, con las amigas. Allí la cosa está calmada, pero de momento han cerrado el tráfico aéreo y marítimo a la península, así que le toca seguir de despedida de soltera mucho tiempo. La verdad, estoy preocupado. Y la echo de menos.
Tengo miedo incluso de sacar a la perra a pasear. Hay veces que, si veo mucho barullo, incluso le pongo periódicos en casa para que haga sus cosas. Eso es mejor que tener algún accidente o algo, aunque la pobre empieza a estar agobiada por salir tan poco.
Bueno, yo voy a ponerme a viciar con la Play. De momento, internet funciona, así que tengo cosas que hacer. Debería hacer ejercicio, pero total, no salgo de casa, así que...
De nuevo me despido, diario. A ver si esto se pone interesante.
No sé exactamente el motivo. En las noticias poco dicen. Los periódicos digitales se dedican a soltar bulos. Han llegado a decir incluso que el gobierno ha decidido vender ciudades como cárceles internacionales... Burradas.
La única buena noticia es que nos han dado vacaciones anticipadas. Mi jefe dijo que era por seguridad, y porque era casi imposible llegar al trabajo en esta situación. Además, están poniendo en cuarentena a gente de la calle, aunque de momento no nos han dicho el motivo para hacerlo.
Paula por suerte está en Lanzarote, con las amigas. Allí la cosa está calmada, pero de momento han cerrado el tráfico aéreo y marítimo a la península, así que le toca seguir de despedida de soltera mucho tiempo. La verdad, estoy preocupado. Y la echo de menos.
Tengo miedo incluso de sacar a la perra a pasear. Hay veces que, si veo mucho barullo, incluso le pongo periódicos en casa para que haga sus cosas. Eso es mejor que tener algún accidente o algo, aunque la pobre empieza a estar agobiada por salir tan poco.
Bueno, yo voy a ponerme a viciar con la Play. De momento, internet funciona, así que tengo cosas que hacer. Debería hacer ejercicio, pero total, no salgo de casa, así que...
De nuevo me despido, diario. A ver si esto se pone interesante.
lunes, 25 de noviembre de 2019
Día 1
Hoy ha sido un día aburrido. Es el cumpleaños de mi madre, y he discutido con ella. Otra vez. La verdad, estoy cansado de su actitud, siempre intentando hacerme ser alguien que no soy, y que nunca he sido.
Por suerte, al salir de la oficina unos cuantos compañeros han decidido que lo mejor era ir a tomar unas cervezas, y mi novia se encuentra preparando su viaje con las amigas. Una despedida de soltera en las Canarias. Y yo mientras he de contentarme con un fin de semana de frikis, pelis y rol. ¿A quién quiero engañar? Va a ser el mejor fin de semana y la mejor despedida de la historia.
Parece ser que el conflicto de Europa con EEUU se agrava. Hoy ha habido una cumbre, y por lo poco que he leído en las noticias emergentes de Google, no han llegado a ningún acuerdo. Incluso se ha hablado de un posible conflicto armado. Pero bueno, en pleno 2019 dudo mucho que se dediquen a eso. La comunidad internacional se les echaría encima, y lo peor, los chinos coparían el mercado con su ausencia. Y eso no le interesa a nadie, bueno, salvo a los chinos.
Al llegar a casa ella no estaba, y el gato me ha recibido como siempre, con un efusivo desprecio felino. Por suerte la perra lo ha compensado meándose de la emoción al verme. Sabía que ya era hora de salir a jugar. La vida se ríe de uno a veces.
Me he dedicado a preparar una partida de rol que tengo al día siguiente. Y de momento creo que los jugadores disfrutarán, y sufrirán, a partes iguales.
Poco más he de contar, la verdad. Nunca he tenido un diario, pero la psicóloga me lo ha ordenado, dice que de esta forma seré capaz de luchar contra la frustración y la depresión, y veré mi vida de otro color. Puede que otro matiz de gris, vete tú a saber.
Bueno, me voy a dormir. Parece ser que las discusiones entre Trump y la Merkel acaparan todas las cadenas, y en FDF y Neox no hacen más que repetirse. Podría poner Netflix, no lo sé. A ver si Paula llega a tiempo, supongo que la esperaré despierto.
No debí tomar esas cervezas. Estoy a Lunes y ya me duele la cabeza. Vaya semana que me espera.
Supongo que me despido, diario. Me siento muy estúpido ahora mismo.
Por suerte, al salir de la oficina unos cuantos compañeros han decidido que lo mejor era ir a tomar unas cervezas, y mi novia se encuentra preparando su viaje con las amigas. Una despedida de soltera en las Canarias. Y yo mientras he de contentarme con un fin de semana de frikis, pelis y rol. ¿A quién quiero engañar? Va a ser el mejor fin de semana y la mejor despedida de la historia.
Parece ser que el conflicto de Europa con EEUU se agrava. Hoy ha habido una cumbre, y por lo poco que he leído en las noticias emergentes de Google, no han llegado a ningún acuerdo. Incluso se ha hablado de un posible conflicto armado. Pero bueno, en pleno 2019 dudo mucho que se dediquen a eso. La comunidad internacional se les echaría encima, y lo peor, los chinos coparían el mercado con su ausencia. Y eso no le interesa a nadie, bueno, salvo a los chinos.
Al llegar a casa ella no estaba, y el gato me ha recibido como siempre, con un efusivo desprecio felino. Por suerte la perra lo ha compensado meándose de la emoción al verme. Sabía que ya era hora de salir a jugar. La vida se ríe de uno a veces.
Me he dedicado a preparar una partida de rol que tengo al día siguiente. Y de momento creo que los jugadores disfrutarán, y sufrirán, a partes iguales.
Poco más he de contar, la verdad. Nunca he tenido un diario, pero la psicóloga me lo ha ordenado, dice que de esta forma seré capaz de luchar contra la frustración y la depresión, y veré mi vida de otro color. Puede que otro matiz de gris, vete tú a saber.
Bueno, me voy a dormir. Parece ser que las discusiones entre Trump y la Merkel acaparan todas las cadenas, y en FDF y Neox no hacen más que repetirse. Podría poner Netflix, no lo sé. A ver si Paula llega a tiempo, supongo que la esperaré despierto.
No debí tomar esas cervezas. Estoy a Lunes y ya me duele la cabeza. Vaya semana que me espera.
Supongo que me despido, diario. Me siento muy estúpido ahora mismo.
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